Cuando desarrollaste tu carta seguramente pensaste en los sabores y cómo estos se desarrollarán dentro de la experiencia de tus clientes. Uno de los elementos que influyen en esta dinámica es precisamente el de los vinos que se ofrecerán.

¿Si piensas en los vinos, porqué no te preocupas del café? Posiblemente, junto a un postre, cerrará la experiencia de tus clientes. ¿Porqué tiene que ser un trago amargo?

Seguramente ya te has preocupado por “el tema del café” y revisaste el costo de tener a un barista, máquina de espresso, molino e insumos. La verdad es que no parece rentable para ti (incluso te pareció más rentable tener “pods” o algún sistema similar).

No ves valor agregado en esto

¿Qué tal si no tuvieses que capacitar personal ni comprar equipo?

¿Qué tal si tuvieses un sabor acorde a tu carta?

¿Qué tal si alguien más se preocupara de preparar tu café y dejarlo listo en tu puerta todos los días?

¿Qué tanto mejoraría tu propuesta de valor con algo así?